Carla Simón es una de las directoras mujeres de cine que más han sorprendido en la última década, su forma de profundizar en su propio pasado para darle luz a una conmovedora y encantadora historia, ha sido lo que más ha cautivado de su arte y ha dejado claro su valor como creadora audiovisual.
Esta historia se trata de una película autobiográfica de Simón, llamada Verano de 1993 o Verano 1993, y no es más que una mirada poderosa a la psicología infantil y la capacidad que poseen los niños para hacer frente al cambio, las circunstancias difíciles y la muerte.
Y de esto se trata el cine de mujeres. Por ejemplo, en mis cursos de cine empodero a mujeres cineastas a fortalecer sus capacidades y enseñar a todes que deseen aprender sobre un cine más equitativo y diverso. A creer en sí mismas para vivir el proceso del cine de la misma manera enriquecedora que Simón, cuando creó su ópera prima.
Carla Simón: Antes de Verano 1993
De las directoras mujeres de cine, Carla Simón es considerada una de las cineastas más prometedoras de la industria. Egresada de la London Film School en Convent Garden a mediados del 2014, Simón decidió realizar Verano 1993 luego de la idea de un corto que quiso hacer como película de posgrado.
Pero ese no fue el único incentivo de Verano de 1993. Carla Simón por ejemplo afirma que el trabajo conmovedor de Carlos Saura con Cría Cuervos de 1976 y el fascinante clásico de 1973 de Víctor Erice, El espíritu de la colmena, la inspiraron profundamente.
Y lo que tuvo más peso fue que mucho tiempo antes de estudiar en Londres y su idea de cortometraje de grado, Simón comenta que trató de escribir un guión sobre la vida de su madre, desde la época en la que se quedó embarazada de ella hasta que falleció.
En ese momento, siente que utilizó ese guión como una excusa para salir, encontrarse con las amigas de su mamá y conocerla un poco más desde otros puntos de vista.
Pero eso quedó allí, como una idea que luego se fortalecería cuando ideó el cortometraje de grado en London Film School.
Inicialmente, este corto que se trataba de la vida de dos hermanitos y su abuela le hizo pensar que no era precisamente la vida de su madre lo que quería contar, sino que quería explorar cómo los niños enfrentan la muerte y por no tener casi recuerdos de su madre, quería ser fiel a lo que sí recordaba: cómo ella, Carla Simón, se sentía de pequeña.
Carla Simón: Una transición inevitable
Carla Simón cuenta que filmar cómo dos niños, un hermanito y una hermana, encuentran muerta a su abuela, le interesaba mucho. Pero no desde el punto de vista de los adultos que se hacen cargo de unos niños pasando por esa experiencia.
Era más bien cómo el tema de los niños que tienen que enfrentarse a la muerte inesperada se volvió un asunto personal que deseaba seguir explorando. Así, terminó filmando un cortometraje diferente para su grado porque cuando comenzó a escribirlo, notó que no daba para un corto, tenía que ser mucho más largo.
Por eso, realizó otro corto para la escuela y se dio el tiempo para comenzar a desarrollar esa historia que tanto sentía que debía hacer. Regresó a la casa de sus padres, hizo las preguntas que le ayudarían a recordar y revisó todas las fotografías de cuando era niña, es allí como la transición inevitable de una idea de hermanitos con su abuela cambiaba al guión de Verano 1993.
Escogió el marco temporal similar al momento después de la muerte de su madre (Verano de 1993), investigó sobre los procesos de adopción, los procesos mentales de cómo un niño enfrenta la muerte, se hizo las preguntas que le ayudaron a entender por qué se había comportado como lo hizo, a entenderse como niña y vivir ese proceso.
Finalmente, la película fue filmada en gran medida desde la perspectiva de una niña, algo que ha conmovido al público hasta las lágrimas por la habilidad de Carla Simón de crear un retrato sensible y poético de la lucha de la niña por encajar en su nuevo mundo, que no siempre resulta como se esperaba.
Ella reflejó una excelente atención al detalle y una comprensión de lo que significa ser niño, que es un arte en sí mismo que Carla Simón ha dominado.
Carla Simón aclamada por la crítica
En cuanto a la crítica y la recepción de Verano de 1993, de las directoras mujeres de cine, Carla Simón fue seleccionada para representar a España en los premios Oscar.

En parte por su receptividad en la 61º edición del BFI London Film Festival y en Festival de Berlín, que para deleite de Simón, Berlín era el primer Festival al que asistía la película y en el que recibió su primer premio.
Los comentarios que más suenan sobre el trabajo de Carla Simón son el asombro natural con el que aborda los temas de sorpresa, cambios y muertes desde la perspectiva infantil; y la vulnerabilidad y la profundidad emocional que forma parte de la escena mientras estos niños hablan y juegan.
El público en su mayoría asegura que fue esta sencillez y sensible exposición de emociones, lo que los cautivó desde el comienzo, no solo por la naturalidad con la que los niños reflejan sus personajes cuidadosamente escritos sino también, por la frescura en escena que se ve en pantalla.
Algunos retos que ha vivido
Como le gustó trabajar con niños, expresó que uno de los desafíos que pudo experimentar y que sin duda vivió en ese momento, fue el tiempo que demoró en encontrar la niña o niño que más se asemejaba al personaje.
Carla Simón aprendió que al trabajar con niños puede adaptar un poco su metodología, ya que en el caso de Verano de 1993, no le pidió a las niñas que leyeran el guión ni tampoco que memorizaran demasiado. De hecho, se dio cuenta que puede ser flexible porque no le importaba si el diálogo no era exactamente como lo había escrito, lo único que quería era que el contenido permaneciera.
Financiamiento en el cine
Por otro lado, a nivel cinematográfico, el mayor obstáculo que enfrentan las directoras mujeres de cine es la falta de fondos. Algo que no necesariamente afecta a algunas cineastas reconocidas, por ejemplo, alguna película de Isabel Coixet en inglés.
En general, las limitaciones financieras han sido severas en España desde la crisis financiera de 2008 que afectó al país con especial dureza, y si a eso se suman los efectos de los acontecimientos del 2020, el repunte prometedor que estaba previsto para la industria nacional de cine aún no se percibe.
Aunque eso no es del todo negativo. Simón asegura que al ser algo tan común en el entorno cinematográfico español, se ha vuelto una habilidad para las directoras hacer películas “sin nada, básicamente.”
Carla Simón comenta que la crisis llegó justo cuando salían de la escuela y hoy en día, muchos de sus colegas y ella son directoras que nunca supieron lo que es hacer una película con dinero. Ahora, independientemente de contar o no con más recursos, cualquier escenario es una motivación para aprender a ser mucho más creativas.