Cero mujeres nominadas a Mejor Dirección en los Oscars 2023. De verdad, esta cifra es para llorar. Además, porque es muy injusta.
La ausencia de las mujeres nominadas a Mejor Dirección en la 95ª edición de los Premios de la Academia causó grandes críticas en redes sociales, pero lamentablemente no es una aberración considerando el historial de los Oscar y de la industria del cine en general.
Aunque Alice Guy-Blaché es considerada la primera persona en dirigir una película narrativa en 1896 con su “La Fée aux Choux” y las mujeres jugaban un papel importante en la era del cine silente en Hollywood, su papel fue reduciéndose a uno secundario cuando empezó la era del sonido.
Las nuevas películas requerían más dinero y las lógicas de Wall Street empezaron a reinar en el mundo de la magia, en una era en la cual las mujeres carecían de derechos y deberían quedarse en la casa cuidando a la familia y no manejar grandes sumas de dinero.
Los primeros Premios de la Academia tuvieron lugar el 16 de mayo del año 1929, cuando la industria cinematográfica en Estados Unidos comenzó a premiar la excelencia en logros cinematográficos. En 95 ceremonias, solo ha habido ocho ocasiones en las que las mujeres han sido nominadas al Oscar a Mejor Dirección.
Dos de estas veces pertenecen a Jane Campion, la única mujer en obtener dos nominaciones a Mejor Dirección (por The Piano y The Power of the Dog). Las otras seis nominaciones son Lina Wertmüller por Seven Beauties, Sofia Coppola por Lost in Translation, Kathryn Bigelow por Zero Dark Thirty, Greta Gerwig por Lady Bird, Chloé Zhao por Nomadland y Emerald Fennell por Promising Young Woman.
De estas nominadas, en 95 años, solo tres (Bigelow, Zhao y Campion) finalmente ganaron el Oscar a Mejor Dirección.
Además, en 95 ceremonias, nunca ha habido una mujer negra nominada en una categoría que le dio a Roman Polanski dos nominaciones a Mejor Director (una de ellas también resultó en una victoria) después de que el cineasta huyó de los Estados Unidos tras ser acusado de delitos graves como violación.
¿Faltan películas de calidad dirigidas por mujeres? Claramente no. “Women Talking”, “Aftersun”, “The Woman King” están entre muchas otras brillantes opciones de la temporada.
La cifra cero es muestra de problemas sistémicos mayores dentro de la industria cinematográfica que limitan las oportunidades que se brindan a las mujeres y a las voces marginadas.
Un informe de USC Annenberg publicado a principios de 2023 desglosó la demografía de quién dirigió las películas más importantes de 2022. De las 100 películas más taquilleras del año, el 9 % estuvo dirigida por mujeres.
Este mismo informe muestra que la presencia de mujeres cineastas en el cine estadounidense ha crecido en los últimos 24 años, pero no tan exponencialmente como cabría esperar.
En el mundo hispanohablante, las cosas no están mejores.
Killary Cine Lab y el Ministerio de Cultura de Colombia publicaron un estudio comparativo sobre la participación de la mujer en el cine colombiano (1960-2018).
El estudio analiza la participación por género en largometrajes de los roles: Producción, Guión, Dirección, Dirección de Arte, Dirección de Fotografía, Sonido y Montaje.
En todos los roles, salvo la Dirección de Arte, Colombia está lejísimos de la equidad de género. El estudio demuestra que la producción de cine largometraje es un ámbito muy masculinizado y que hacen falta mecanismos que apoyen a las mujeres.
Directoras de Fotografía: 6%
Sonidistas: 10%
Directoras: 13%
Guionistas: 17%
Montajistas: 23%
Productoras: 28%
Directoras de Arte: 39%
No hace falta ir a otros países, los datos siempre son muy similares (España: Directoras 19% según CIMA).
¿Pero cuál es el problema realmente?
El problema radica en los contenidos audiovisuales que consumimos masivamente. Sabemos que ser nominado a un Oscar o incluso ganarlo, le da un valor de mercado muy alto a una película y sus posibilidades de distribución se triplican.
Así que seguimos viendo en pantalla la misma perspectiva de siempre – la del hombre blanco cisgénero, cuando nuestro mundo, nuestra sociedad real, no es así. Es polifacética, con miles de posibilidades y realidades. Así que cerrar la puerta a este tipo de historias, es cerrarnos una puerta como seres humanos a descubrirnos más allá de una mirada que se ha tornado “normativa” a lo largo de las décadas.
En nuestra socialización, aprendemos toda una serie de códigos corporales en cuanto a nuestra manera de comportarnos y relacionarnos con nuestro cuerpo y el de los demás. ¡Mucho de eso pasa por imaginarios cinematográficos y audiovisuales!
Tener una sola mirada influye inmensamente en nuestros comportamientos sociales, en nuestras creencias sobre roles de género, sobre como debemos vestir, ser o amar.
Por eso la diversidad y equidad son tan importantes en el cine.
Innumerables estudios han demostrado que cuando las mujeres trabajan detrás de la cámara, los personajes femeninos tienden a ser mujeres activas con objetivos, carreras y que las narrativas que se desarrollan en torno a los personajes femeninos tienden a ser mucho más diversas.
Por eso es tan importante fortalecer el papel de la mujer detrás de las cámaras.
Las mujeres están muy poco representadas como directoras, escritoras, directoras de fotografía, editoras y productoras.
La buena noticia es:
Si logramos cambiar la narrativa en torno a las historias de las mujeres, ¡esto cambiará y moldeará nuestra realidad!